sábado, 15 de marzo de 2014

Sin-mucho-que.

Que hermosa te ves. Brillos y moños asimétricos que no se usan para hacer el amor. Recuerdo que lo masturbe en un bus, presione su pene y comenzó el ritual (así inauguré mi primer noviazgo universitario). Cuando eso no sabía que Carolina existía, ella no necesita moños  y menos de rituales. Seguro que tiene un perro que la chupa toda cuando llega a casa.

Que hermosa es cuando susurra  una canción de Cerati. Mueve las manos y balancea su cadera para sentir placer. Que difícil no verlo con los ojos cerrados. Me cambié de casa, me cambié de ropa interior, me cambié las ganas por algo más insípido (manos dormidas y más de diez orgasmos en una noche ya no podían seguir).

Un jueves cualquiera en el Hoxton.
Dos tipos. Uno cantaba con la jareta abierta donde le asomaba el pene encogido a su novia de pelo hongo.  El otro era físicamente como lo imaginaba antes de querer buscarlo en Argentina, es algo así como amor a primera vista. Le hablé, y nada. Pero tenía que intentarlo.

Sincrodestino.
Cómo si la situación no fuera más incómoda: la chica que me gusta saliendo con el chico que me gustaba. Se recuerdan de esa estúpida película de Woody Allen, donde yo sería como Penélope Cruz, no por ser más interesante sino porque es menos agraciada que  Scarlett Johansson. Haríamos un lindo trío. Es decir, mi sexualidad  estaría muy agradecida. Nos podemos revolcar un rato, pasear un perrillo, tomarnos una foto debajo de un árbol, cortarnos el pelo juntos, cambiar la música, contar historias de cuando uno era pequeño, ella bailaría para los dos, ella-él-yo. Cuando cogen: ¿alguno pensará en mi?

Cisne
Eterna, tu eres eterna desnuda. Regalo a cambio de canciones. Era la curiosidad que me mataba, la repugnancia de un encuentro que nunca sucedió. Nunca entiendo bien el presente. Me gusta pasarle las manos por la cabeza, que me agarré fuerte para dormir, que me despierte el tren, que me atropelle la conciencia cada mañana. Él me dijo que un día a alguno de los dos se le iba a pasar las ganas y ya. Así funciona la vida.  Él me dió el primer beso más intenso de mi vida y ya eso es ganancia, vuelvo a su cama para recordarlo.

Humanos.
Marco siempre esta en la Cali, lo reconozco por el pelo. Me gusta verlo ahí, siento que llegue al lugar correcto. A veces pasea con ella, pero sólo son amigos.
Tan pequeño que es San José y a Marce nunca la veo. La imagino con unos lentes redondos pensando en el color de una mandala, diciendo “rata” entre los dientes.
Donde los humanos se hermosean, siempre va a estar la Wabe con el pelillo morado, la blusa de The Smiths y haciendo muecas que se le ven bien.

“tuamoresunecodeluz” Me fuí como en “viernes 3 am”. Nunca voy a saber si fue lo mejor, pero esos meses, ese “casi un año” puede ser toda una vida y yo la tuve con él.

(Esto fue una prueba bulímica)
Diagnóstico final. La sensación de la garganta destrozada, chorros de agua que me caen. Sigo enferma, pero hermosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario