lunes, 18 de noviembre de 2013

Figura 237.

Fig. 1. Cruzaba las piernas y una parte de su nalga se hundía entre el pelo grueso del caballo. Las botas por las rodillas, como el sombrero del hombre que la miraba desde abajo. Era un altar que olía a guaro, sudor y mierda. Así era el mundo de las que se ajustan las tetas a la altura de la garganta y se pasean en caballos. Fig 1.23 quisiera saber cómo ve un caballo, si sabrán de la delicia de sus músculos marcados. Aveces me dan ganas de tocar para vomitar.

Instrucción 43: Ver la foto de Liliana vestida de playboy en jalowin. (Era la hija de la profe de religión) . Ahora hace la señal de la cruz antes de hacer el amor, y apenas siente  que su hueco profundo se llena de pecado, grita "Dios mio", los hombres creen que es de placer, pero es solo un vocativo para recordarle a Dios la oración en que pidió que todo espermatozoide unidad de amor celestial se destruyese. Así, algún día su madre sonreirá antes de morir. 

-Me han dicho que llevo 3 días acá, me duele el culo de estar sentado.
(Lo atraparon)
-¿Quien se ocupara de la Catalina?, de darle el viernes un poquito de plata para el cuartito, de olerle las manos agrietadas por el cloro, de pegarle una nalgada para que se ria ruidosamente, de repetir un rosario con promesas de que todo estará bien. Quien le va a decir que me duele el culo, las tripas y el alma.

Esas personas tonificadas que se bañan en aceite, son para comer.

Bitácora: La Sabana ayer: me puse una camisa blanca,  tenia muchas blancas entonces  fue difícil decidir. Me amarre una cruz en la muñeca, como entrada al mundo de los diferentes pero correctos minorías, mayorías. Cuan grande puede ser la estupidez, imagínate, del tamaño de Dios. Yo tengo un vecino gay, pero mi mamá dice que es un degenerado. Yo le hago caso. Veo una porno. Diego me la paso en una carpeta que nadie puede abrir. No le cuento a mis amigos. Mientras voy caminando a la Sabana voy pensando en las tetas de Salina y en mi vecino gay haciendo un esfuerzo por desearlas, como cuando nos sirven algo de comer feo en una casa ajena y por cortesía nos tragamos la comida entera. 

-¡Maldito Ignacio! Ahora que voy a hacer sin ti. 

Fig 67. Hay personas que me gustan. Muchas. Podrían gustarme más. 

Imagen del santísimo: Andaba en el Hoxton viendo a Monte. Pero de repente estaba el santísimo bailando con una birra vacía en la mano, yo le imaginaba el pelo como lo tenia antes de cortárselo. Yo me corto el pelo por placer, yo no se porqué se lo corto él. Ahora nos toca ignorarnos. 
"los hornos sin fuego no tienen como existir 
los peces de fuente nunca van a sonreir 
mi boca de frente, mastica antes de escupir"

El pelo se metía entre los ojos. Se me metia metia metia metia meter introducir intro-decir dcie dec c
En ese mismo lugar conocí a Diego, le dije que amaba como escribía (algo así) después le di un abrazo, como si ya por eso pudiéramos ser amigos. 

Ayer me case en una pizzeria. Seguro es la última vez que me caso. En el mes.

Ismael ya no volvió a escribirme, seguro fue porque entendió que el silencio es mas emocionante. 

-Yo no fui. ¿cuanto queda en el banco? el abogado no podrá hacernos un crédito, como en la pulpe de Chalo.

¿El caballo era el de abajo, o el de arriba? 





jueves, 12 de septiembre de 2013

Como todos los días

Lo último que me escribió fue que yo era el ser humano mas interesante que ha conocido. Me molesta esa asignación tan impersonal. Antes, me  había dicho que  confundió un carnaval de luces con un patético juego de policías en el parque de Heredia.

Las cosas no comienzan, yo las fragmento y las cuento desde dónde yo quiero que comiencen. Las primeras tres palabras no las recuerdo, pero fueron tres, después abrí el libro de Alejandra Pizarnik y olía a cigarros, y después abrí uno de cigarros y olía a mantequilla de maní. En la feria del libro, no sólo encontras libros, también estaba él con un sombrero todo bonito y una camisa de esas que yo consigo en Sinaí. Yo me le escondía, soy tan chusma que lo stalkeo en fb y así. También estaba un "escritor", que no entiendo como llego a ganar un premio de literatura. Mi aberración no se debe a su obra, es a esa mirada de te cojo ya mismo puta. Igual, no me interesa mucho lo que pase con él. Ese día andaba feliz, porque la Majito blanca y de pelo largo me había alegrado la tarde, y después estaba el flaco con una camisa de puntos negros que me chocaban en la cara cada vez que lo abrazaba.

( Ya eran como las 7 y  paso un  instante de no se que, tenía el colectivo uve en mis manos y yo veía la panocha de la portada y pensaba que quería leerla, pero a la vez recordaba la mantequilla de maní respirandome en el oido, un libro usado con una carta de amor que no compré por agarrada, y mientras, lo veía a él hablando de música con unos amigos. Aveces me aguanto las ganas de tirarmele encima, aveces no. Yo sólo quería llevarmelo para mi casa, que aguantara despierto mas de cinco minutos en la pelicula y que mi hermana no tocará la puerta nunca. )

Después...eh, le confesé que siempre había querido saber que significaba el circulo que tiene tatuado en el brazo, que yo me inventaba historias acerca de su vida, que sabía que el leía demasiado, pero no le gustaba presumir y que eso me gustaba, que yo hablaba descontrolada y que me perdonara por eso. Le dije que iba a pedir el último vodka y que ya pronto nos íbamos. Yo me levante para ir al baño y me metí al de los hombres, después me sacaron y me llevaron al de las damas, porque aunque estaba media borracha uno no deja de ser una dama. Tenía los cachetes rojisimos. Como los de Angie cuando tomaba mucho, pero yo no había tomado mucho.

El profesor tiene una aglomeración de pelos en el antebrazo, un circulito pequeño que no dejo de verle cuando habla. Mi compañero de la par estaba leyendo algo, yo me pregunto si él notara la isla peluda del profe y su mania de rascarse la calvicie cada 4 minutos. No se nada, solo se que una semana antes estabamos en un bar, él comparando nuestro encuentro con un capitulo de un libro de Yolanda Oreamuno y yo tratando de descifrar su parecido con una caricatura que recuerdo haber visto algún día. Después me dijo que yo era el humano mas interesante que ha conocido. Todo esto no hubiera pasado si yo no hubiera ido a la feria del libro el viernes.


domingo, 18 de agosto de 2013

Pescado

Eran escamas plateadas. Los bronquios se dilataban, en una respiración que sólo se logra con la lengua convulsionando  entre los muslos. Se trataba de un asesinato, una muerte repetida, muerte justificada en pro de la alimentación humana. 

Mi abuela me contó que Jesús multiplicó los peces, fue la primera vez que me sentí excitada, sin entender que significaba eso.

-¿Al ajillo o a la plancha? Yo lo quería entero, con ojos, unos ojos de vidrio observándome mientras le abro los lados para sacarle la carne, las espinas. (Toca despacio con la punta de la lengua cargada de saliva el borde de la unión que hay en los dedos, ahora mordisquea, es imposible). 
Cuando era pequeña, metía un palillo en los ojos de los pescados que se encontraban empacados en Palí. Yo no se porqué, pero después sólo estaban detrás del vidrio, y yo me acercaba a mirarlos pensando en que me extrañaban y mis manos quedaban pintadas  por el aliento que chocaba contra la vitrina , después regresaba triste a casa, sin la satisfacción de atravesar la pupila  muerta y húmeda. 
 Una vez mi papá casi deja ciegos a una docena de peces por intentar sacar una foto, que deporsí  tenía muy pocas probabilidades de quedar bien. (Yo pellizque mi muslo de contenta, una bomba de chicle me reventó en la cara). 
En el cole tenía una profesora que olía feo, y de apodo le decían Panocha de sirena, yo pensaba en ella metida en la cola de un pez, intercambiando su vagina hedionda por una aleta que le daba una velocidad impresionante en el mar. La física matemática del océano se calculaba según los camarones que yo me comía con salsa rosada.
 Los peces eran mi destino. 
Cuando tenía 16, vi un reportaje de una mujer que se le metió un pececillo en su "puchi", desde ese día mi entusiasmo por los ríos aumentó, sin embargo, poco después comenzó a incomodarme el tamaño del pez incógnito. (Nunca me gustó esa película del calamar gigante) 

Yo me preguntó: ¿cuántas recetas de pescado existen en el mundo?. ¿Cuánta gente se masturbará pensando en peces?

A la mesa llegó el plato, adornado con algo verde (no me lo comí), y el pescado desnudo, con los costados abiertos, se le veía el blanco de la carne, las aletas tostadas, y el hueco, un hueco profundo donde iban sus ojos, los ojos que yo atravesaba hasta sentir un vacío en mi estómago. Con mi mano derecha sujete el tenedor, con la izquierda le exprimía un limón, él saltaba en mi plato, iba dejando la amargura de su vida absurda en 2 segundos de recuerdo, su cola me pegaba en el pecho, yo giraba el plato rápidamente  miraba a mi alrededor como todos arrancaban la cabeza de sus victimas y la colocaban a un lado como  para que pudieran observar como su cuerpo era devorado. Un hombre agarró una espina y comenzó a limpiarse los dientes, sacando los rastros de un almuerzo saludable. La cerveza era la espuma del mar, y Zeus me punzaba el culo y me gritaba que me comiera el pescado. 

He tocado todo mi cuerpo tantas veces buscando la textura del animal, pero no existe, sólo en mi lengua, pero mi lengua está maldita. El pez se me atoró en la garganta, como el sexo masculino entra y sale de la boca queriendo hundirse hasta llegar a no se donde. 
El pez ya no salió nunca, a pesar de que veo el agua del retrete f-i-j-o, mientras introduzco mis dos dedos en la boca, tocando casi el galillo, pero no sale, me presiono el estomago, cae un poco de agua. El pez se me fue hasta la sangre. Al menos sus escamas plateadas eran hermosas. 

viernes, 16 de agosto de 2013

Fui, voy, iré


-La  clase se redujo a una discusión sobre la existencia de Laura, Laura muerta, Laura viva, Laura desnuda, Laura con cabello rubio, con ojos del alma, Laura como el aura, Laura como el demonio, como el pecado, como la virgen y la pasión. Yo dudaba de la existencia del escritor, y como todo, se me paso el interés.  Así fue como llegue a pensar en la Maga, tan trillada, tan tonta, tan desplazada a cuerpos ajenos  por amantes ridículos que dedicaban rayuela por "cultura", por estupidez.  Imaginé a Dante haciendo el amor con Beatriz en la boca de Lucifer, después con Dolores, con Helena, con Albertina y con todas las putas literarias. 

Eso le contaba a él, que poco parecía prestarme atención, y movía el palillo blanco del vaso con ron o algo así. Yo sabía que el desenlace de la conversación podría repetirse en  eso de "si me dices que me vaya, me iré para siempre, mírame el rostro, los labios que deseas, mírame sentado en tu sillón, donde nos besamos por primera vez, con el sonido de un reloj que tenía una hora atrasada, asegúrate de olvidarme, y que si me voy nada pasa, porque vos estas enamorada de otro". Yo estaba alucinando, las conversaciones solo se me han terminado así una vez en la vida, y me dolían los pies y me sonaban las tripas del hambre. ¿Hacer el amor con hambre? no. 

Dejé el bar o la cafetería. donde sea que estaba porque tenía un compromiso, de esos clandestinos que después revelo en cosas como estas, pero que nadie puede preguntarme porque es absurdo, porque sería como preguntarle a Petrarca si Laura realmente existía (que vergüenza). No recordaba muy bien la casa, si el jardín, así que  confié de eso. Comenzó a llover, caminaba rápido, quería ir linda, pero llegue mojada y sudada, llegué. Quizás a él si le interesaba mi clase de literatura universal, pero se me olvidó todo. Pase a su cuarto disimulando ser una estudiante de música, salude a su madre, que se llamaba Lucía, como todas las Lucias del mundo, y olía rico. Dejé mi bolso, donde lo dejaba cuando tenía 15  y él 28. Escuché la puerta cerrarse, los pasos acercarse, hasta que sentí su mano metida entre mi calzón, como queriendo comprobar el calor, como un científico que después valoraría los resultados junto con sus amigos científicos desempleados. Yo era uno de esos animales de laboratorio, daba lastima y estaba asustada; pero yo quise ir, quise que él cerrara la puerta con doble llave, quise volver a sentir lo deliberadamente incorrecta que puede ser una tarde. 

El cuarto estaba diferente, estaba ordenado, las partituras en una esquina, los instrumentos en la otra, un cuadro de un gato, una alfombra azul, y un mueble con una computadora vieja, pero que funcionaba bien, eso me dijo. No me importaba que había pasado en cinco años, si estaba saliendo con alguna chica, si tenía un hijo o había comenzado a drogarse diariamente, nada era relevante. Le di un beso en los labios, un beso de tres segundos, con los cuerpos distanciados, con las manos pesadas por mi puño cerrado. Me senté donde se sientan todos sus estudiantes, pensé en las chicas que pudieron estar acá mintiendo que aprendían, y sólo venían por amor, o algo así, yo nunca vine por amor. 

-Tenes el cabello distinto, la última vez que nos vimos en Nicaragua, estaba tan corto, ¿te recuerdas? . -Sí, la madrugada que corriste descalzo y no supe que decir, porque de repente me decías que me querías al frente de mi exnovio, al que amaba, pero no besaba porque su novia estaba durmiendo a tres metros de mi tiendita. Él sonrió y yo pensé en un pésimo trío. -Igual, se te ve bien, como todas las cosas siempre se te vieron bien, menos aquella vez que se te pego el fleco mojado en la frente y parecías un bichicho extraño. 

-¿Porqué viniste?. Era esa pregunta tonta que siempre me hago cuando llego a algún sitio y nunca respondo, porque creo que se trata de un asunto filosófico espacial-temporal que poco me importa. Me quedo en silencio, bajo la cabeza, junto las rodillas, miró mis zapatos mojados y al mismo tiempo los zapatos de él. No hay nada igual, excepto su uso, ¿para que funcionan los zapatos?.No se cuanto tiempo pasa mientras yo sólo estaba ahí sentada, ahora pensando en demasiadas cosas, y él mirándome, esperando paciente mis confesiones, no, esperando que quisiera desnudarme, si, eso esperaba hace cinco años. 

-Yo nunca tuve que haber venido. -Me tenes cansado con estas cosas, porque no puedes decidir, porque no te vas y ya, porque siempre queres hacer un circo con todo, porque no puedo tratarte mal y de una vez por todas mandarte para la mierda. (bla..bla..bla)

Eran las 8: 13 pm, yo volvía a casa en bus que olía a humedad, sudor, y multitud, esa mezcla asquerosa de perfumes, con los pies mojados, mirando por la ventana como cualquier pasajero, contando los días para la entrega de un trabajo, buscando en los contactos a alguien que hace mucho no veía, apunté el numero. 88764045. Marqué. Ya no existe. Quizás él era como Laura.